Un libro que no vi venir

El viejo libro.

www.rgbstock.com

El viejo libro.

Ricardo Castro, Contributor

Ayer en la tarde, como de costumbre me encontraba en la biblioteca. Esta vez era por algo inusual, pero que también me causaba placer. El profesor Manuel quería que nos investigaramos acerca de las guerras contra los turcos en Hungría.

Yo sabía donde se encontraban ese tipo de libros, así que sin consultar con las bibliotecarias, me dirigí a la sección de historia y mientras buscaba por los estantes, un libro me llamó la atención; era uno de color azul opaco. Al sacarlo me di cuenta de lo viejo que era, puesto que su carátula estaba manchada y sus hojas tostadas por el tiempo, tan frágiles al tacto que se desvanecían entre mis dedos con tan solo tocarlas.

En la portada sólo figuraba un título seco e intrigante: “Mi Última Batalla Contra los Turcos”. Mientras lo hojeaba vi que se acababa en la página 54, dejando muchas hojas en blanco. La escritura daba la impresión de ser un manuscrito al Estilo Gótico; aunque en este caso la presencia de una copia era evidente.

Cuando comencé a leer me pareció ser un diario de campaña. Su introducción decía así:

“Hoy 23 de diciembre de 1460, me encuentro yo, Rey de Hungría, en otro ataque contra los turcos. Llevamos el día batallando, les hemos causado significativas pérdidas, a pesar de también ir nosotros en decadencia. Dentro de poco tendremos que mover nuestro campamento. (…)”

Ciertamente no me quedó duda de que este libro se estaba escribiendo durante la batalla. A pesar de que varias veces intente dejarlo para seguir indagando por algo más relevante a mi proyecto, había algo que me motivaba a seguir leyéndolo.

Entonces con tensión sobre mis hombros, comencé a hojearlo rápidamente, queriendo abarcar todo su contenido. Las escenas finales fueron realmente impactantes; en ellas se describía el drástico final de una batalla medieval. El narrador proseguía de esta manera:

“(…) Nuestra posición actual no es muy buena, nos hemos tenido que retirar al castillo. Un emisario se me acercó con una desagradable noticia; soldados enemigos se habían infiltrado en la fortaleza y estaban abusando de nuestras mujeres y niños.

En estos momentos en lo que a eso respecta todo está bajo control, aunque debido a la cantidad de hombres restantes, vagamente podemos defender nuestros muros.

Se me acaba de comunicar que hay una tropa de tamaño considerable atacando por el ala oeste, desde aquí me puedo dar cuenta de que tan grave son las noticias.

De pronto veo entrar en la sala a mis comandantes acompañados de sus escoltas; todos vienen a refugiarse.

-¿A ocurrido lo que me temía?- pregunté yo, pero en presencia del ensordecedor silencio, la respuesta era evidente.

Ya son muchos los que vienen. Son muchos. Las campanas de la torre han dado su última tonada. Los oigo venir, nos queda poco tiempo…”