¿Reforma o Revolú?

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Mariam Ahumada

La Profesora Verazain dando una clase.

Joseph Villafane, Contributor

El 18 de agosto cada estudiante se enfrentó a un bulto cuyo resultado aún no se conoce. Puede ser una bendición o puede ser una maldición directa de la generosidad de la junta escolar del condado.

Los tablones Prométeanos tomaron su lugar como el centro de cada sala de clase como parte de la reforma tecnológica fomentada por el superintendente Alberto Carvalho; y los $20 millones “fomentados” por los contribuyentes. Junto con los tablones los estudiantes del noveno grado recibieron tabletas HP, con sus libros de texto, y un mundo a su disposición, o por lo menos el WiFi y Google.

“La forma en que ellos tienen acceso a la información, la forma de que se entretienen, la forma de que leen, la forma de que ellos ven un video, la forma en que ellos se educan, algunas veces fuera de la escuela, con certidumbre va más allá de una aula típica del siglo XIX y XX,” dijo Carvalho1.

Los críticos de esta reforma protestan que ha sido demasiado cara e innecesaria; total, los libros de textos y las notas del profesor escritas en marcador hacían el trabajo. Es más, mucho de los maestros ni consiguen trabajar los aparatos y mucho menos sacarle todas las ventajas. Con $2,000 gastados en cada tablón, y $400 en cada tableta, uno esperaría que se usen.

El problema puede ser que los maestros han de adaptarse. “Ellos son los nativos y nosotros los inmigrantes,” dijo Carvalho1 de una manera muy sabia; la juventud de hoy nació en una cuna de pixeles y el maestro regular en una de madera y tornillos.

“Yo creo que los nuevos tablones son un buen recurso. Por ejemplo, en mi clase de Física, el Profesor Mayo puede guardar y mandarnos los apuntes de la clase. Así, yo no me preocupo tanto en escribir mis propios apuntes; al contrario yo puedo usar mi computadora como suplemento a mi experiencia educativa al buscar cosas en la red,” dijo estudiante del duodécimo grado, Maggie Rivers.

Esto presenta la idea de que se han abierto los horizontes para que el estudiante explore, sin embargo, abre la idea que el estudiante puede desviarse de lo necesario para el curso; esto mismo, siendo de beneficio o maldición de profesor a profesor.

“Las tabletas que nos han dado ese año nos vienen fenomenal. Es una buena forma de aprender, usando tecnología avanzada. En la tableta tenemos muchas cosas que usamos día a día, como nuestros libros de clase y para tomar notas. Creo que las tabletas tienen un verdadero beneficio, no solo por el uso en la clase pero hay niños que en casa no tienen acceso al Internet y con las tabletas pueden hacer tareas asignadas por los profesores más fácilmente. Sin embargo, creo que algunos estudiantes no se tomaran las tabletas como un privilegio. Las usaran para razones no escolares, quitándole el propósito a la tableta,” dijo estudiante del noveno grado, Ximena Puig.

La tecnología le irá bien a los que la saben usar. Por alguna razón hay profesores quienes  han sido o más liberales o más estrictos con el uso de la tecnología en sus aulas, diferentes pólizas creadas por diferentes experiencias y opiniones sobre la tecnología.

Todavía, no ha llegado la hora de la verdad, pero ahora la tecnología se tendrá que usar a la fuerza. La decisión es del profesor en usar los tablones nuevos al máximo y adaptarse, de los estudiantes en ser responsables, y mantener su diligencia y enfoque, y de los contribuyentes en asegurarse que su posteridad verdaderamente esté recibiendo una mejor educación y no sean parte de un plan simplemente para ganar el título de mejor superintendente aun otro año.

1- Traducido del Inglés, de la página de web del Miami Herald, “Miami-Dade schools purchase thousands of interactive whiteboards with bond money”